Carlos Tarque (M-Clan) acaba de presentarnos "Volumen 2", su segundo disco en solitario.

No todas las buenas voces saben cantar bien, ni todos los buenos cantantes poseen una gran voz o tienen ese aquel inefable para ser un gran frontman. Tarque cumple los tres requisitos: Superlativa voz, gran cantante de fraseos únicos y un conocimiento del código que se da sobre el escenario inaudito para la escena estatal.

Ahora vuelve con el Volumen 2, mismos músicos y mismo productor, Carlos Raya. Hay que subrayar el papel de Raya en el proyecto de Tarque. Tanto en la ópera prima como aquí es coautor junto al cantante de todas las canciones. Además, el amigo y productor realiza un muestrario de riffs matadores. Su forma de tocar tiene marca registrada. Lo escuchas y sabes que es él, algo que todo verdadero músico aspira, tener personalidad. A ello hay que añadir la contundencia rítmica de Coki Giménez a la batería e Iván “Chapo” González al bajo, que marcan de forma trepidante la cadencia para empezar con la serotonina alta. Las letras se sumergen entre el imaginario del rock pero también apelan a otras metas.

Metáforas que conjugan el rock and roll como última ley establecida. Críticas a la política internacional transformándonos en involuntarios espectadores de la máquina de atrocidades de la guerra. Deliberaciones si somos libres o presos en la disyuntiva del amor con el alcohol como pasaporte. Letras que traspasan la barrera de lo epidérmico, en canciones que no llegan a los cinco minutos, exceptuando la versión llena de revoluciones del Evil de Willie Dixon, aquí Maldigo.

Entrevista con Julián Garvín e Iván Guillén.

Carlos Tarque (M-Clan) acaba de presentarnos "Volumen 2", su segundo disco en solitario.
No todas las buenas voces saben cantar bien, ni todos los buenos cantantes poseen una gran voz o tienen ese aquel inefable para ser un gran frontman. Tarque cumple los tres requisitos: Superlativa voz, gran cantante de fraseos únicos y un conocimiento del código que se da sobre el escenario inaudito para la escena estatal.
Ahora vuelve con el Volumen 2, mismos músicos y mismo productor, Carlos Raya. Hay que subrayar el papel de Raya en el proyecto de Tarque. Tanto en la ópera prima como aquí es coautor junto al cantante de todas las canciones. Además, el amigo y productor realiza un muestrario de riffs matadores. Su forma de tocar tiene marca registrada. Lo escuchas y sabes que es él, algo que todo verdadero músico aspira, tener personalidad. A ello hay que añadir la contundencia rítmica de Coki Giménez a la batería e Iván “Chapo” González al bajo, que marcan de forma trepidante la cadencia para empezar con la serotonina alta. Las letras se sumergen entre el imaginario del rock pero también apelan a otras metas.
Metáforas que conjugan el rock and roll como última ley establecida. Críticas a la política internacional transformándonos en involuntarios espectadores de la máquina de atrocidades de la guerra. Deliberaciones si somos libres o presos en la disyuntiva del amor con el alcohol como pasaporte. Letras que traspasan la barrera de lo epidérmico, en canciones que no llegan a los cinco minutos, exceptuando la versión llena de revoluciones del Evil de Willie Dixon, aquí Maldigo.
Entrevista con Julián Garvín e Iván Guillén.

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