Desde tiempos bíblicos, la duda ha tenido mala reputación en el cristianismo. Aún en la actualidad, hacer preguntas sobre creencias y fe es visto con sospecha en muchos círculos religiosos. Sin embargo, un reciente artículo de la revista norteamericana Christianity Today sugiere que hacer preguntas y dudar inquisitivamente pudiera fortalecer nuestra fe y expandir el conocimiento que tenemos de Dios, del universo y del prójimo. Mientras evitamos la duda trivial y costumbrista, se nos anima a no ver la duda como una patología espiritual o, aún peor, un fracaso moral. A fin de cuentas, todos tenemos preguntas sobre la fe. La duda puede que no sea una virtud pero gracias a ella sabemos algunos detalles importantes de Cristo resucitado.