Estamos a principios de la década de los treinta, en plena depresión americana. Edward Hopper (1882-1967) plasma, a través de un realismo sucio, en sus obras la desesperación de una sociedad que acaba de entrar de lleno en la pesadilla. El estilo de vida americano se deshace y con él los ahorros, las ilusiones y las esperanzas de miles de americanos.
Habitación de hotel es de 1931 y la mujer de Hopper, la también artista Josephine Nivison, posa como modelo una vez más durante la realización de la obra. Se conocieron cuando ambos estudiaban arte, pero ella deja su carrera como pintora para ayudar a Edward en su trabajo.
Este cuadro es el primero de una serie de lienzos en los que refleja habitaciones de hotel, donde siempre se ven personas solitarias, ausentes, habitaciones sin lujos o ciudades despersonalizadas. La figura de la mujer solitaria aparece por primera vez en la obra de Hopper en los años 20 y es muy repetida en su obra. En este lienzo se aprecia una fuerte melancolía del personaje y una incomunicación que nos invita a reflexionar sobre la sociedad capitalista, inhumana y triste.
Tomás Llorens, crítico de arte e historiador, apunta que esta obra "provoca en el espectador la pregunta ¿y qué va a pasar ahora?". Con él hablaremos en este podcast.
Una constante en el trabajo del pintor son los espacios silenciosos e incómodos, cuyos encuadres y colores nos recuerdan al cine. El director de cine Fernando Colomo, habla de la enorme influencia de Hopper en distintas películas.
En 1906 Hopper viaja a París durante nueve meses. Allí, entra en contacto con las obras impresionistas que le influencia profundamente y que se refleja en este obra.
Si quieres saber más sobre este cuadro, escucha este capítulo de Encuádrate.