Al terminar 2012 el periodista Nacho Carretero hace balance. Sin trabajo estable, viajaba y colocaba reportajes donde podía, vivía la satisfactoria aunque oscilante carrera del freelance. Pero le faltaba algo. Así que al comenzar 2013 fue a Nueva York a pasar unos meses para mejorar el inglés y cumplir el sueño de trabajar desde allí. En Nueva York llegó a la conclusión de que había llegado el momento de volver a Florida y ver a Pablo Ibar de nuevo. Llamó Emilio, su compañero con el que visitó a Pablo el año anterior, y ambos prepararon el habitual papeleo y burocracia para entrar, de nuevo, en el corredor de la muerte.
Dentro, cruzan un pasillo largo con una especie de jaulas verticales. Como si se tratara de un zoológico. Pero en vez de haber animales dentro, estaban los presos del corredor esperando a que llegaran sus visitas. En la última les esperaba Pablo Ibar.