El primer ministro británico ha admitido y pedido perdón por asistir a una de las fiestas que se celebraron en Downing Street durante el confinamiento. Los laboristas le piden que dimita, algo que ya se escucha en algunos entornos conservadores, mientras su popularidad está bajo mínimos. Los periodistas de EL MUNDO Carlos Fresneda y Alberto Muñoz lo cuentan desde Londres con Javier Attard