En la antigüedad y el medioevo, el estado natural era la guerra. Así que las alianzas militares se sucedían con los días de victoria y derrotas bajo la atenta mirada de los dioses, espartanos y atenienses formaron sus ligas atacantes y defensivas. En Roma, todo pueblo fronterizo era reclutado en un pacto de vasallos, que se refinaría en la Edad Media hasta los límites más extremos. Hoy, la OTAN se parece más a la liga de Delos de lo que podríamos sospechar. Y es que 2500 años no son suficiente para cambiar los fundamentos de las alianzas militares.