Si naces junto al mar, canijo y con hambre, te pueden llamar Camarón: un crustáceo chiquito, de cáscara frágil con patas y pelo como hebras doradas. No importa que ese no sea el estereotipo que de tu raza propaga el mundo ignorante: puede tocarte así si naces rubio y guapo y heredas una voz de caracola. Así ocurrió en esa curva de entrantes y salientes que se forma en San Fernando. En esa tierra repleta de salinas, nacieron dos camarones. El mayor, Jesús Monge Cruz, nació tres años antes del mito, y se llamó “Camarón” durante un tiempo. Pero con ese apodo que una vez fue suyo, quien dio la vuelta al mundo y se convirtió en el rey de los gitanos fue su hermano pequeño. Él se llevó la gloria y tuvo suerte.
Este episodio de 'Crónicas Jondas' se aproxima a la vida de Camarón, el cantaor que demostró que cantar bien no es lo mismo que tener magia en la laringe.