Roberto Rivas 

¿Ahora sos ciego y no tenés huevos para asumirlo? 
Roberto Rivas quedó sin poder ver tras sufrir un asalto en 1999. Fue campeón de TC Pista y ahora continua su nueva etapa de la vida siendo ciego.  
En un episodio nuevo de Clandestina, Roberto nos cuenta cómo es ser ciego en Argentina. Una historia de resiliencia absoluta. La discriminación, la sociedad y un gobierno que no se pone en lugar de todos los argentinos. 
Quince días en terapia intensiva, hasta que despertó sin el sentido de la vista. 
“Cuando se cumplieron 12 años de la fecha de la desgracia, me cansé de estar siempre dependiendo de alguien para moverme. Ese día me levanté y me empecé a hablar a mí mismo y me decía: ‘¿Qué te pasa? Vos saliste campeón del automovilismo, ¿ahora sos ciego y no tenés huevos para asumirlo?’”, recuerda Roberto y reconoce: “Era una verdad que me decía, yo no salía a la calle con un bastón porque me daba miedo o vergüenza; entonces repetía ‘vos sos un campeón del automovilismo, doblabas a 280 kilómetros por hora, no podés tenerle miedo a esto’”. 
Fue así que tomó el bastón guía que él se negaba a usar y salió a la calle. Desde ese día resignificó su vida. 
Todos los días es un desafío nuevo: “Es una adrenalina continua estar en la calle” y asegura que no hay nada más lindo para un ciego que le tires información. 
Hoy, con 48 años, cambió la queja y los prejuicios por el optimismo y el entusiasmo. Una historia para escuchar con todos los sentidos.

Roberto Rivas    ¿Ahora sos ciego y no tenés huevos para asumirlo?  Roberto Rivas quedó sin poder ver tras sufrir un asalto en 1999. Fue campeón de TC Pista y ahora continua su nueva etapa de la vida siendo ciego.   En un episodio nuevo de Clandestina, Roberto nos cuenta cómo es ser ciego en Argentina. Una historia de resiliencia absoluta. La discriminación, la sociedad y un gobierno que no se pone en lugar de todos los argentinos.  Quince días en terapia intensiva, hasta que despertó sin el sentido de la vista.  “Cuando se cumplieron 12 años de la fecha de la desgracia, me cansé de estar siempre dependiendo de alguien para moverme. Ese día me levanté y me empecé a hablar a mí mismo y me decía: ‘¿Qué te pasa? Vos saliste campeón del automovilismo, ¿ahora sos ciego y no tenés huevos para asumirlo?’”, recuerda Roberto y reconoce: “Era una verdad que me decía, yo no salía a la calle con un bastón porque me daba miedo o vergüenza; entonces repetía ‘vos sos un campeón del automovilismo, doblabas a 280 kilómetros por hora, no podés tenerle miedo a esto’”.  Fue así que tomó el bastón guía que él se negaba a usar y salió a la calle. Desde ese día resignificó su vida.  Todos los días es un desafío nuevo: “Es una adrenalina continua estar en la calle” y asegura que no hay nada más lindo para un ciego que le tires información.  Hoy, con 48 años, cambió la queja y los prejuicios por el optimismo y el entusiasmo. Una historia para escuchar con todos los sentidos.

Entrevistas sin protocolos y sin editar. Buscamos entender y compartir el lado más íntimo del entrevistado. Queremos mostrar un espacio en donde solo él o ella accede, en el que nos permitirá, por un rato, husmear un poco, solo lo suficiente para que los oyentes comprendan a esa persona desde su lado más humano e imperfecto. Todos tenemos una historia que vale la pena contar. Te invitamos a una charla honesta, donde siempre habrá algo clandestino, transgresor y perverso, porque en la oscuridad es donde acechan los monstruos.

Entrevistas sin protocolos y sin editar. Buscamos entender y compartir el lado más íntimo del entrevistado. Queremos mostrar un espacio en donde solo él o ella accede, en el que nos permitirá, por un rato, husmear un poco, solo lo suficiente para que los oyentes comprendan a esa persona desde su lado más humano e imperfecto. Todos tenemos una historia que vale la pena contar. Te invitamos a una charla honesta, donde siempre habrá algo clandestino, transgresor y perverso, porque en la oscuridad es donde acechan los monstruos.

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