En 2017, ocurrió uno de los capítulos más bizarros en la historia del Giro de Italia. El neerlandés, Tom Dumoulin, se vio obligado a hacer una parada al baño en plena carrera por problemas en el estómago. Este incidente hizo que su liderato se tambaleará, aunque el temple en las etapas venideras y una maestría para ejecutar las pruebas contra el crono posibilitaron que el corredor se haga con el trofeo Senza Fine. Dumoulin rompió con la “maldición” y se convirtió en el primer corredor de los Países Bajos en conquistar el título y selló su nombre como leyenda del deporte.