Mi padre, Javier, está en la UCI por coronavirus desde el día 2 de abril de 2020, intubado y sedado. En esa situación, tenemos que hacernos cargo de sus cosas y de su vida, por lo que tuve que volver al hospital para recuperar, entre otras cosas, su teléfono móvil. Lo que allí me encontré tenía poco que ver con el infierno que nos cuentan cada día en los medios de comunicación.