En Antioquia se encuentra, aún en pie, la estructura de la que llegó a ser la finca más productiva de Colombia: La Amalia, un negocio familiar de 228 hectáreas, más antiguo que el municipio de Venecia que hoy lo acoge, y que con trabajo de Amalia Madriñán, una guatemalteca prima de Pedro Nel Ospina, y su familia, generó rentables frutos económicos