Jugar con nuestros perros nos convierte en la persona con la que siempre querrán estar, dice la MVZ MSC Mónica Aguilar. El juego es la imitación de la cacería y apela a su instinto de presa. Cuando un perro juega ejercita sus sentidos, además de satisfacer sus necesidades. Jugar requiere de estructura y límites para estrechar el vínculo entre humano y perro.
En ocasiones, los problemas conductuales no tienen que ver con la falta de entrenamiento si no con la salud intestinal de nuestros animales. La MVZ MC Diana Merino, dice que el eje intestino - cerebro, está en constante comunicación. Lo que quiere decir que lo que comen los animales puede influenciar sus emociones, niveles de estrés y hasta cómo responden al mundo a su alrededor.