Ferran Torres, más conocido como el Tiburón, aunque en partidos como el de ayer no pasó de pescadilla, anunció hace unas semanas al calor de una actuación goleadora destacada que la mejoría de su juego y capacidad anotadora se debía, entre otras cosas, al hecho de haber bloqueado a todos los periodistas de su entorno y vivir sin enterarse de lo que se habla y se escribe sobre él.

Decisión respetable. Cada uno hace lo que cree para buscar lo mejor de sí mismo. Pero, a tenor de sus actuaciones, casi al nivel de mediocridad que las de Joao Félix, (los anticholistas no dicen ni mu), podemos concluir sin temor a equivocarnos que el contenido de columnas como esta que suscribo poca incidencia tienen en el desempeño no solo de Ferran sino del resto de compañeros con los que comparte vestuario en un Barcelona que, al igual que ocurre con la política de hoy, cambia de opinión constantemente y el relato está lo suficientemente lejos de la realidad como para saber que es un chiste.

A Xavi ya no le quedaban justificaciones que ofrecer. Juventud, lesiones, césped, árbitros, mala suerte, incluso la luz natural en un partido en Getafe. Y ayer se aferró, por ejemplo, a que puntuamos poco y mal a sus futbolistas y si ven un 0 en su casillero les hace pupa. Cualquier argumento ha sido bueno para explicar algún resultado adverso, que no ha tenido muchos y alguna sensación de juego vulgar que ha tenido demasiadas.

En apenas diez días se ha pasado de “los catalanes buscamos la excelencia” a “los periodistas catalanes y no catalanes critican que no encontremos la excelencia”. Porque de eso va todo esto, de que el Barça está muy lejos de un nivel aceptable para un campeón de Liga. Porque tiene jugadores muy buenos a un nivel muy malo, tiene jugadores malos a un nivel acorde a su categoría y porque él como entrenador, aún estando por encima de ellos, no es capaz de mejorar las prestaciones colectivas y, lo más importante, liderar una resurrección imprescindible para que su crédito, aquel que alguno decía inagotable, no acabe por consumirse entre tanta victoria por la mínima. A lo mejor para desbloquearse lo mejor es que nos bloquee aunque sospecho que será más efectivo dar tres pases seguidos.

Ferran Torres, más conocido como el Tiburón, aunque en partidos como el de ayer no pasó de pescadilla, anunció hace unas semanas al calor de una actuación goleadora destacada que la mejoría de su juego y capacidad anotadora se debía, entre otras cosas, al hecho de haber bloqueado a todos los periodistas de su entorno y vivir sin enterarse de lo que se habla y se escribe sobre él.
Decisión respetable. Cada uno hace lo que cree para buscar lo mejor de sí mismo. Pero, a tenor de sus actuaciones, casi al nivel de mediocridad que las de Joao Félix, (los anticholistas no dicen ni mu), podemos concluir sin temor a equivocarnos que el contenido de columnas como esta que suscribo poca incidencia tienen en el desempeño no solo de Ferran sino del resto de compañeros con los que comparte vestuario en un Barcelona que, al igual que ocurre con la política de hoy, cambia de opinión constantemente y el relato está lo suficientemente lejos de la realidad como para saber que es un chiste.
A Xavi ya no le quedaban justificaciones que ofrecer. Juventud, lesiones, césped, árbitros, mala suerte, incluso la luz natural en un partido en Getafe. Y ayer se aferró, por ejemplo, a que puntuamos poco y mal a sus futbolistas y si ven un 0 en su casillero les hace pupa. Cualquier argumento ha sido bueno para explicar algún resultado adverso, que no ha tenido muchos y alguna sensación de juego vulgar que ha tenido demasiadas.
En apenas diez días se ha pasado de “los catalanes buscamos la excelencia” a “los periodistas catalanes y no catalanes critican que no encontremos la excelencia”. Porque de eso va todo esto, de que el Barça está muy lejos de un nivel aceptable para un campeón de Liga. Porque tiene jugadores muy buenos a un nivel muy malo, tiene jugadores malos a un nivel acorde a su categoría y porque él como entrenador, aún estando por encima de ellos, no es capaz de mejorar las prestaciones colectivas y, lo más importante, liderar una resurrección imprescindible para que su crédito, aquel que alguno decía inagotable, no acabe por consumirse entre tanta victoria por la mínima. A lo mejor para desbloquearse lo mejor es que nos bloquee aunque sospecho que será más efectivo dar tres pases seguidos.

Desde las 7 de la mañana, Raúl Varela te desgrana toda la actualidad del deporte con La Tribu como plato estrella desde las 8.30.  Información, debate, análisis y entrevistas en Radio MARCA

Desde las 7 de la mañana, Raúl Varela te desgrana toda la actualidad del deporte con La Tribu como plato estrella desde las 8.30.  Información, debate, análisis y entrevistas en Radio MARCA

Advertisement