Me pongo gallito. Me arriesgo de forma inconsciente. No nos deberían ganar ni con Topuria. Seamos serios. Dando por hecho que todos sabemos que no hay enemigo pequeño, que si once contra once, que el fútbol está muy igualado y que el Madrid que es el equipo que más gana, por ejemplo, descabalgó en una Copa del Rey en el Salto del Caballo en Toledo; Georgia, con el mayor de los respetos, no debería ser rival para España este domingo en Colonia, por mucho que brille el carismático portero del Valencia, ayer una actuación descomunal, un centrocampista del Levante y ese anárquico delantero que fue clave para que el Nápoles, hace dos temporadas, se bordase el Scudetto en su Zamora celeste. Pero los números y las tendencias no suelen engañar. Venimos de hacerle hace menos de un año diez goles en la fase de clasificación. Diez. Un siete en Tiblisi y un 3-1 más apañado en Zorrilla el día en el que debutó Lamine en una convocatoria en la que sobrevivían Iñigo Martínez, Gayá, Sancet o Aleix García.

También fue el día en el que Barça acabó por arruinar su temporada con la grave lesión de Gavi, su mejor futbolista, en un mal apoyo sobre el césped pucelano. Alguien de la Federación, por cierto, debería invitar a Gavi a viajar a estos octavos de final y hacerle formar parte del equipo porque si se nos llena la boca con la palabra familia será para tener gestos como regalar un billete de avión a quien se lo merece y hacer lo que Djokovic hizo con Serbia, su país. Dejar Wimbledon en plena preparación durante unas horas para apoyar a sus compatriotas en esta Eurocopa tan modosita.

Si, los cuartos de final no solo son posibles sino también muy probables. Hay que verbalizarlo sin remordimientos. Y es que hay algo todavía peor que la chulería: la falsa modestia. En eso tiene razón De la Fuente: no hay equipo mejor que España. Si luego los caucásicos te ganan ese partido de cada diez que le corresponde por estadística ya rodarán cabezas. Pero ni siquiera los tópicos obligados en la previa deben hacernos dudar de que estar en cuartos ya es lo mínimo que podemos pedir.