MODRIC, KROOS Y BELLINGHAM, SÓLO PUEDEN QUEDAR DOS.



Suena a duelo en OK Corral, pero en realidad no es más que esa ley de vida inexorable relacionada con el paso del tiempo, el empuje de la juventud y el respeto por la memoria.

El Real Madrid quiere fichar a Jude Bellingham, el centrocampista del futuro. Lo quiere junto a Valverde, Camavinga, Tchouameni y, seguramente Ceballos. Entre todos bajan considerablemente la media de edad, combinan talento y vigor físico a partes iguales y, ante el fútbol que viene, se intuye como la fórmula perfecta para mantenerse entre los equipos que pelean por ganarlo todo.



Ese perfil, redundante en algunos casos, viene condicionado porque el mercado no ofrece clones de Modric ni de Kroos, la mejor pareja, seguramente, que ha tenido el Madrid en el medio del campo en toda su historia. Ambos, bien rebasada la treintena, juegan con su futuro. 

Lo de Kroos es mantener la taquilla abierta en el Bernabéu o disfrutar de la playa en su casa de Mallorca. Luka, pretendido en Arabia, quizá pueda y quiera firmar un cheque al portador en esa liga emergente o paraíso semejante antes de volver a su Croacia natal.



Ancelotti, entre medias, sin dejar de querer a los nuevos, siente apego por los que le han hecho grande. Fiel a sus soldados, a los que siempre recurre incluso sin merecerlo porque Carletto entiende los grupos como un ejército en el que la graduación y la jerarquía es más importante que la meritocracia, va camino de convertir en punto de fricción con el club ese mantra de “las leyendas deben retirarse en el Madrid”. 



No es una decisión fácil, ni cómoda. Para nadie. Cuándo Kroos y Modric están a tono siguen siendo muy superiores a esas nuevas generaciones que esperan un cambio de guardia. Lo que falta por saber es cuántos partidos más estarán a tono y sobre todo quién tendrá más paciencia: los que quieren entrar o los que no quieren salir.

MODRIC, KROOS Y BELLINGHAM, SÓLO PUEDEN QUEDAR DOS.
 
Suena a duelo en OK Corral, pero en realidad no es más que esa ley de vida inexorable relacionada con el paso del tiempo, el empuje de la juventud y el respeto por la memoria.
El Real Madrid quiere fichar a Jude Bellingham, el centrocampista del futuro. Lo quiere junto a Valverde, Camavinga, Tchouameni y, seguramente Ceballos. Entre todos bajan considerablemente la media de edad, combinan talento y vigor físico a partes iguales y, ante el fútbol que viene, se intuye como la fórmula perfecta para mantenerse entre los equipos que pelean por ganarlo todo.
 
Ese perfil, redundante en algunos casos, viene condicionado porque el mercado no ofrece clones de Modric ni de Kroos, la mejor pareja, seguramente, que ha tenido el Madrid en el medio del campo en toda su historia. Ambos, bien rebasada la treintena, juegan con su futuro. 
Lo de Kroos es mantener la taquilla abierta en el Bernabéu o disfrutar de la playa en su casa de Mallorca. Luka, pretendido en Arabia, quizá pueda y quiera firmar un cheque al portador en esa liga emergente o paraíso semejante antes de volver a su Croacia natal.
 
Ancelotti, entre medias, sin dejar de querer a los nuevos, siente apego por los que le han hecho grande. Fiel a sus soldados, a los que siempre recurre incluso sin merecerlo porque Carletto entiende los grupos como un ejército en el que la graduación y la jerarquía es más importante que la meritocracia, va camino de convertir en punto de fricción con el club ese mantra de “las leyendas deben retirarse en el Madrid”. 
 
No es una decisión fácil, ni cómoda. Para nadie. Cuándo Kroos y Modric están a tono siguen siendo muy superiores a esas nuevas generaciones que esperan un cambio de guardia. Lo que falta por saber es cuántos partidos más estarán a tono y sobre todo quién tendrá más paciencia: los que quieren entrar o los que no quieren salir.

Desde las 7 de la mañana, Raúl Varela te desgrana toda la actualidad del deporte con La Tribu como plato estrella desde las 8.30.  Información, debate, análisis y entrevistas en Radio MARCA

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