Pese a que en realidad no le corresponde la autoría de una frase publicada un siglo antes en Nueva Zelanda, Groucho Marx la convirtió en lapidaria: “Estos son mis principios, pero si no les gustan, tengo otros.”

No seré yo quien diga que el Barcelona se ha convertido en camarote alguno pero llama poderosamente la atención como se nos da la matraca con el sistema, la posesión, la cantera, el estilo y lo catalanes que son algunos neerlandeses hasta que las matemáticas te dicen que o ganas en Kiev a un equipo que viste como el Compostela, pero sin Fabiano, Bellido y Tocornal; o te vas a casa sin gloria y sin dinero.

En ese caso se admite hasta lo de lo civil y lo criminal que queda muy épico y heroico en el documental de final de temporada, aunque nada tenga que ver con lo que se pregona. El Barça se tragó su orgullo y jugó “a lo Madrid”. Bueno, como muchas veces ha jugado ese Real Madrid donde lo colectivo quedaba totalmente supeditado al Casillas de turno, es decir lo que sumaba el portero, y el Ronaldo rematador del momento, al caso ese Ansu Fati estupendo que no perdona.
Una fórmula de 10 basada en el 1 y en el 9 de la alineación que se bastaban para solventar esta clase de partidos ante rivales que ni siquiera peinaban medio pelo.

Los culés ganan tiempo a la espera de que Laporta se suba a ese avión con destino a Doha y haga bueno el sueño de Xavi Hernández. Un viaje que se demora, dicen las malas lenguas, por el orgullo de un presidente que quizá no tenga ganas de escuchar lo que pueda decirle el jeque que firma el finiquito respecto a lo que era una historia de amor entre el logo de Qatar y la camiseta azulgrana. Eran, también, otros principios.

Como lo son esas lecciones de patriotismo futbolero repartiendo carnets de “españolía”, que diría Luis Aragonés, cuando el Madrid decidió contratar a Julen Lopetegui días antes del Mundial ruso. Menuda afrenta casi guerracivilista. No como lo de llegar a la casa del Al Saad Sports Club que nos queda muy lejos y, a cambio de un amistoso clandestino, arrebatarle a su entrenador con la competición en marcha y sin resolver.

Llegarán tiempos mejores, pero volviendo a Groucho, que cierto era aquello de “hay cosas más importantes que el dinero. ¡Pero cuestan tanto!”

Pese a que en realidad no le corresponde la autor&iacute;a de una frase publicada un siglo antes en Nueva Zelanda, Groucho Marx la convirti&oacute; en lapidaria: &ldquo;Estos son mis principios, pero si no les gustan, tengo otros.&rdquo;
No ser&eacute; yo quien diga que el Barcelona se ha convertido en camarote alguno pero llama poderosamente la atenci&oacute;n como se nos da la matraca con el sistema, la posesi&oacute;n, la cantera, el estilo y lo catalanes que son algunos neerlandeses hasta que las matem&aacute;ticas te dicen que o ganas en Kiev a un equipo que viste como el Compostela, pero sin Fabiano, Bellido y Tocornal; o te vas a casa sin gloria y sin dinero.
En ese caso se admite hasta lo de lo civil y lo criminal que queda muy &eacute;pico y heroico en el documental de final de temporada, aunque nada tenga que ver con lo que se pregona. El Bar&ccedil;a se trag&oacute; su orgullo y jug&oacute; &ldquo;a lo Madrid&rdquo;. Bueno, como muchas veces ha jugado ese Real Madrid donde lo colectivo quedaba totalmente supeditado al Casillas de turno, es decir lo que sumaba el portero, y el Ronaldo rematador del momento, al caso ese Ansu Fati estupendo que no perdona. Una f&oacute;rmula de 10 basada en el 1 y en el 9 de la alineaci&oacute;n que se bastaban para solventar esta clase de partidos ante rivales que ni siquiera peinaban medio pelo.
Los cul&eacute;s ganan tiempo a la espera de que Laporta se suba a ese avi&oacute;n con destino a Doha y haga bueno el sue&ntilde;o de Xavi Hern&aacute;ndez. Un viaje que se demora, dicen las malas lenguas, por el orgullo de un presidente que quiz&aacute; no tenga ganas de escuchar lo que pueda decirle el jeque que firma el finiquito respecto a lo que era una historia de amor entre el logo de Qatar y la camiseta azulgrana. Eran, tambi&eacute;n, otros principios.
Como lo son esas lecciones de patriotismo futbolero repartiendo carnets de &ldquo;espa&ntilde;ol&iacute;a&rdquo;, que dir&iacute;a Luis Aragon&eacute;s, cuando el Madrid decidi&oacute; contratar a Julen Lopetegui d&iacute;as antes del Mundial ruso. Menuda afrenta casi guerracivilista. No como lo de llegar a la casa del Al Saad Sports Club que nos queda muy lejos y, a cambio de un amistoso clandestino, arrebatarle a su entrenador con la competici&oacute;n en marcha y sin resolver.
Llegar&aacute;n tiempos mejores, pero volviendo a Groucho, que cierto era aquello de &ldquo;hay cosas m&aacute;s importantes que el dinero. &iexcl;Pero cuestan tanto!&rdquo;

Desde las 7 de la mañana, Raúl Varela te desgrana toda la actualidad del deporte con La Tribu como plato estrella desde las 8.30.  Información, debate, análisis y entrevistas en Radio MARCA

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