La jornada 36, afortunadamente, sale al rescate del bochorno nacional que nos hace vivir un reglamento futbolístico que no hay Dios que lo entienda. ¿Se imaginan a Fernando Alonso pilotando sin saber si puede entrar en su box de equipo a cambiar ruedas? ¿Se imaginan a Nadal pasando bolas con Djokovic ignorando cuantos juegos necesita para llevarse un set? ¿Se imaginan a Luka Doncic lanzando desde cualquier lugar de la cancha obviando que hay una zona de tres puntos?
 
Ahora imaginen, que seguro que no les cuesta ni la mitad de esfuerzo que en estos supuestos, que si un defensa de su equipo golpea el balón con la mano dentro del área le pueden pitar penalti, o no, dependiendo de la hora, el día y hasta el signo del zodiaco.
 
El fútbol español es un clamor contra el intervencionismo de Velasco Carballo al matizar un reglamento de naturaleza ambigua e interpretable y que se ha convertido en indescifrable hasta para los propios actores del espectáculo.
 
En apenas 24 horas hemos escuchado a Zidane, Lopetegui, Koeman, Joaquín, Cervera y Escrivá, por citar a media docena, representando a clubes de todo origen y condición, con aspiraciones diferentes aunque con idénticos motivos para la queja. Ni uno de ellos ha salido a dar la cara por el colectivo arbitral. Triste.
 
A quien no hemos escuchado es al presidente del Comité Técnico de Árbitros quien irrumpió en el cargo como una gran esperanza de modernización tras la etapa del anquilosado Sánchez Arminio, pero que, al margen de un chándal nuevo y un excel cada tres meses, apenas ha podido rebajar la percepción negativa de un colectivo lleno de gente estupenda, apasionada de lo que hace, honesta hasta que se demuestre lo contrario y disfrutona de un justo nuevo status.
 
Sus cavernarios, porque los árbitros también tienen su caverna y no caminan solos, nos entretuvieron en la jornada de ayer con circulares y anexos varios para justificar lo que todo el fútbol estipula como injustificable.
Pero esto no va de la mano de Militao. Esto va de comprensión lectora y asunción de responsabilidades. No es un eximente el desconocimiento de las reglas, pero sí un sonado fracaso organizativo que cualquier córner se haya convertido en un boleto de la lotería.
 
Dice muy poco de los entrenadores y jugadores que ni sepan ni hayan hecho por saber. Muy poco profesional porque el daño puede ser irreparable. Por contra, la pedagogía del equipo arbitral ha sido nula y su lejanía de la gente, esa gente a la que presuntamente le pertenece el fútbol, les sigue otorgando una imagen de marcianos bien remunerados.
 
Esto, por desgracia, solo se arreglará cuando llegue un presidente sin escrúpulos y se presente en un juzgado exigiendo compensaciones. No hay mejor entendedera que el bolsillo. Mientras tanto a seguir rezando.

La jornada 36, afortunadamente, sale al rescate del bochorno nacional que nos hace vivir un reglamento futbol&iacute;stico que no hay Dios que lo entienda. &iquest;Se imaginan a Fernando Alonso pilotando sin saber si puede entrar en su box de equipo a cambiar ruedas? &iquest;Se imaginan a Nadal pasando bolas con Djokovic ignorando cuantos juegos necesita para llevarse un set? &iquest;Se imaginan a Luka Doncic lanzando desde cualquier lugar de la cancha obviando que hay una zona de tres puntos? &nbsp; Ahora imaginen, que seguro que no les cuesta ni la mitad de esfuerzo que en estos supuestos, que si un defensa de su equipo golpea el bal&oacute;n con la mano dentro del &aacute;rea le pueden pitar penalti, o no, dependiendo de la hora, el d&iacute;a y hasta el signo del zodiaco. &nbsp; El f&uacute;tbol espa&ntilde;ol es un clamor contra el intervencionismo de Velasco Carballo al matizar un reglamento de naturaleza ambigua e interpretable y que se ha convertido en indescifrable hasta para los propios actores del espect&aacute;culo. &nbsp; En apenas 24 horas hemos escuchado a Zidane, Lopetegui, Koeman, Joaqu&iacute;n, Cervera y Escriv&aacute;, por citar a media docena, representando a clubes de todo origen y condici&oacute;n, con aspiraciones diferentes aunque con id&eacute;nticos motivos para la queja. Ni uno de ellos ha salido a dar la cara por el colectivo arbitral. Triste. &nbsp; A quien no hemos escuchado es al presidente del Comit&eacute; T&eacute;cnico de &Aacute;rbitros quien irrumpi&oacute; en el cargo como una gran esperanza de modernizaci&oacute;n tras la etapa del anquilosado S&aacute;nchez Arminio, pero que, al margen de un ch&aacute;ndal nuevo y un excel cada tres meses, apenas ha podido rebajar la percepci&oacute;n negativa de un colectivo lleno de gente estupenda, apasionada de lo que hace, honesta hasta que se demuestre lo contrario y disfrutona de un justo nuevo status. &nbsp; Sus cavernarios, porque los &aacute;rbitros tambi&eacute;n tienen su caverna y no caminan solos, nos entretuvieron en la jornada de ayer con circulares y anexos varios para justificar lo que todo el f&uacute;tbol estipula como injustificable. Pero esto no va de la mano de Militao. Esto va de comprensi&oacute;n lectora y asunci&oacute;n de responsabilidades. No es un eximente el desconocimiento de las reglas, pero s&iacute; un sonado fracaso organizativo que cualquier c&oacute;rner se haya convertido en un boleto de la loter&iacute;a. &nbsp; Dice muy poco de los entrenadores y jugadores que ni sepan ni hayan hecho por saber. Muy poco profesional porque el da&ntilde;o puede ser irreparable. Por contra, la pedagog&iacute;a del equipo arbitral ha sido nula y su lejan&iacute;a de la gente, esa gente a la que presuntamente le pertenece el f&uacute;tbol, les sigue otorgando una imagen de marcianos bien remunerados. &nbsp; Esto, por desgracia, solo se arreglar&aacute; cuando llegue un presidente sin escr&uacute;pulos y se presente en un juzgado exigiendo compensaciones. No hay mejor entendedera que el bolsillo. Mientras tanto a seguir rezando.

Desde las 7 de la mañana, Raúl Varela te desgrana toda la actualidad del deporte con la Tertulia La Tribu como plato estrella desde las 8.30.  Información, debate, análisis y entrevistas en Radio MARCA

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